El Gran Muro de Trump que nunca será.

✍️ por Wilfredo Domínguez English

A history of the Berlin Wall
Todo muro lleva consigo una historia de división, sufrimiento y cicatrices que, tras su caída, jamás sanan.
A los admiradores de la grandeza imperial, arquitectónica y militar de las dinastías chinas, debo decirles que la Gran Muralla China nunca cumplió con su propósito original anti-inmigrante. La muralla jamás detuvo a los mongoles, y no, tampoco se ve desde la Luna como algunos aún creen. Sin embargo, Trump insiste en construir su propio muro, y algunos patriotas están fascinados.

Donald Trump, un millonario arrogante y mimado como tantos otros, se distingue en una ciencia muy sofisticada: la estafa. El conocimiento minucioso de las interioridades de este arte milenario y el dominio absoluto de los mecanismos e instrumentos necesarios para perfeccionarlo permiten a Donald Trump controlar con extrema facilidad una manada de seguidores descerebrados, entre ellos, inmigrantes de cierta isla del Caribe que, ni tan siquiera, entienden los comandos básicos del inglés. Por tanto, para Donald Trump, utilizar la Muralla China para defender su indefendible muro es un royal flush de diamantes porque su fiel rebaño va a regurgitar el cuento sin chistar.

¡Oh,la Gran Muralla!

En sus inicios, allá por el 650 AC, la Gran Estafa , que diga, Muralla China no era más que una serie de muros que conectaban un reino chino con otro reino...chino. El creador del proyecto, oficialmente reconocido, o al menos aquel a quien conoce medio mundo, el Emperador Qin (pronunciado 'chin') y, por caprichos de la historia, progenitor del imperio chino, pretendía defenderse de los...inmigrantes ilegales que amenazaban desde el Norte revuelto y brutal.

El emperador, por supuesto, no tenia los pies muy en la tierra que digamos, porque tal meta no parecía alcanzable teniendo en cuenta que los chinos de un reino no se llevaban muy bien con los chinos del reino vecino y se caían a machetazos unos a otros cuando no tenían más nada que hacer. Tal animosidad se remonta a los tiempos anteriores al Emperador Qin, quien,se supone,comenzó la construcción de los primeros tramos de la muralla en la hoy provincia de Shandong.

Bajo el mandato de Qin y durante los siguientes 2000 años, millones de chinos, muchos de ellos convictos y prisioneros de guerra, morirían construyendo lo que no fue más que un capricho exuberante del emperador de turno, sin beneficio alguno para la nación.

Por suerte, no todos los emperadores fueron arrogantes, narcisistas, o siquiera chinos.

Caida la dinastia Ming en 1644, la Gran Muralla fue prácticamente olvidada durante 300 años. En uno de aquellos años, un emperador no solo detuvo su construcción, sino que la prohibió, considerándola una pérdida de tiempo y recursos. Había razones políticas también: la dinastía Qing provenía de la Manchuria , hogar de los mismos mongoles que supuestamente la muralla debía mantener a raya. Además, la política internacional de los Qing se caracterizaba por el pragmatismo.

Según se cuenta,una mañana cualquiera,cuando el Emperador Kangxi despertó y vio la muralla, asumió inmediatamente que la era de los grandes Emperadores con ínfulas de arquitectos y estrategas militares había terminado y decidió que la construcción en si misma era una perdida inútil de recursos y fuerza de trabajo que en nada beneficiaba a China como nación. Para rematar, Kangxi comprendió que los tiempos de broncas con los vecinos del norte eran cosas del pasado; pensaba el Emperador que solo las buenas relaciones con el mundo exterior y no las guerritas en la frontera traerían prestigio y apoyo para China.

El tiempo pasa y la Muralla descansa en paz.

Hasta que un día aparece otro chino con alma de dios supremo, Mao, quien la saca del ostracismo por todas las razones equivocadas.

Como buen comunista al fin y al cabo, Mao utilizó la muralla como falso símbolo patriótico y demás atrocidades habidas y por haber que se inventan los dictadores.

En resumen, la Gran Muralla China envejecía poco a poco sin jamás haber servido para algo útil y, muchísimo menos, haberle hecho honor a su propia razón de ser: frenar a los caprichosos mongoles.

Y, como era de esperarse, llegó otro comunista chino al rescate.

El menos tradicional de los jerarcas chinos, Deng Xiaoping, fue quien descubrió có mo sacarle provecho al dichoso murito: ¡turismo! Y,ahí está,la Gran Muralla China, casi 3000 años después, trayéndole beneficios al pueblo chino a costa de usurpadores extranjeros disfrazados de turistas curiosos que,por millones, invaden lo poco que queda de tan magnifico proyecto.

En cuanto a la Luna, bueno, el cuento data del siglo XIX y es solo eso...un cuento. Ni tan siquiera los inquietos muchachitos de la NASA han podido dar fe del hecho.

Concluyendo,la Gran Muralla China,como punto de referencia,no parece ser una buena idea si de justificar un muro pa' parar a mexicanos molestones se trata.

¡Trumpistas de mi corazón, los mongoles se pasaron 2000 años jodiendo en China a pesar de la muralla. Con esto les advierto que podríamos pasarnos 2000 años comiendo tacos y pupusas en los USA!